jueves, 6 de diciembre de 2012

Crónica de una final

Cada año por febrero en la capital gaditana, la fiesta del Carnaval es la reina. El concurso oficial de agrupaciones tiene su noche de gala, la gran final. Entrando en las profundidades carnavalescas de la provincia se descubre la tradición, la cual es más familiar que oficial, tan arraigada que toma todo el protagonismo esa noche. 

Para unos de escasa importancia y para otros la mejor de las noches, inclusive niños que la esperan cual noche de reyes.


Al empezar la noche, que menos que unas grandes apuestas para intentar adivinar los premios resultantes de la noche más grande del carnaval de Cádiz. Y el que acierte los primeros puestos del este concurso poco va a adquirir, como mucho y como decía mi padre: “1000 duros”, ya en los tiempos del euro.

Es extremadamente importante una buena mesa bien repleta , la que esté justo delante del televisor, llena de multitud de golosinas y chocolates, o como se dice por aquí, “chucherías”.

Y por supuesto que no falten los churritos con chocolate caliente para el momento justamente anterior a la publicación de la decisión del jurado, que suele ser sobre las siete o incluso las ocho de la mañana. En mi casa a las tres ya estaban los churros a merced del aceite hirviendo.

El orden de actuación es esencial para el buen transcurrir de la noche, coro, chirigota, comparsa y cuarteto, así hasta cuatro veces.

Empieza el concurso, sin saber muy bien por qué, se está hasta nervioso cuando ves el símbolo del Gran Teatro Falla, o la casa de los ladrillos rojos, como se conoce, en el centro del telón corinto que cierra el escenario.

Eduardo Blablé sale al escenario, el público sabe que significa que ya esta apunto de comenzar la función, las palmas típicas del teatro inundan la escena. Se apagan las luces y se hace el silencio para que el presentador inaugure la noche. El primer coro esta preparado, flashes, algún que otro grito y se abre el telón, ya están los 45 que forman el coro listos para empezar, el director da la señal y las bandurrias empiezan a sonar, así empezó una noche única que se repite todos los años.

Como norma general lo más esperado son las chirigotas, sobretodo las renombradas como la del Selu y del Canijo entre otras.

En lo que a comparsas se refiere la de Jesús Bienvenido, la de Juan Carlos Aragón, la de Tino Tovar, de la Antonio Martín, entre otras, son las que más llaman la atención, las que ponen los “vellitos de punta”. 


Como todo en la vida, el carnaval también tiene su aspecto negativo y en esta edición quizás lo que menos guste es la absurda rivalidad entre las agrupaciones que llega más allá de las tablas del Falla.

Aun así todo esto es un concurso destinado al disfrute de la gente de Cádiz y de toda España que quieran formar parte de esta fiesta que no ha hecho más que empezar.

Para esta función un tango bien medio, un pasodoble marcado y un cuplé finito, el mejor cóctel para esta noche.

Todo está presente, ya hay menos nervios por parte de las agrupaciones cuando se abre el telón, la suerte está echada, algunos ya saben o imaginan quienes ganarán, los “enteraos” del carnaval.

Dan las 7 y ya está toda la carne en el asador, sólo falta esperar el veredicto, si el sueño nos lo permite claro.

Sale el jurado, diez quilos de papelillos y dicen los ganadores. Unos se alegran, otros se indignan y todos a la cama, al fin y al cabo en la calle no hay ganadores ni perdedores, allí sólo hay … carnaval.


Fuente: elaboración propia 

No hay comentarios:

Publicar un comentario