domingo, 25 de noviembre de 2012

El ensayo de un Comecoco

Emilio es el primero en llegar, un poco inquieto mira el reloj, es difícil de averiguar si lo esta por el ensayo y la ausencia del grupo o por su personalidad. Poco a poco van llegando los demás, ya se ve en la plaza del Rey, en las escalinatas del Ayuntamiento de San Fernando las primeras siluetas de mástiles de las guitarras de la comparsa.

Cuando se hace un recuento silencioso deciden entran en el local. Se desenfundan las tres guitarras, se acumulan las prendas de abrigo en una silla y se van alineando en una especie de semicírculo que al finalizar el ensayo es un círculo hermético.

Se suceden las rondas de sorbos de agua a modo de calentamiento vocal.

 Integrantes de la comparsa de San Fernando: Los que te comen el coco
Fuentes: elaboración propia 
Emilio no es el director, pero lo parece, va decidiendo las posiciones que deben tomar los integrantes de la comparsa, mientras se va cantando, lo que parecía un baile de tonalidades.

Lo primero que sonó fue la música del pasodoble. El “punteao” me sorprendió. Antes de entrar pregunté que disposición vocal tenía la comparsa, y la respuesta fue dos contraltos y un octavilla que pueden hacer cosas muy bonitas. La verdad que no fue equivocada ni desacertada la respuesta.

La afinación y la introducción del soniquete gaditano parece la obsesión de lo que podría ser el director musical de la comparsa. Pero nadie marca el ritmo, no hay presente caja ni bombo alguno, bueno para ser sinceros aún me cuestiono la presencia de este último.

Poco a poco se van uniendo en el círculo por posiciones vocales, y Emilio a ratos le gusta, a ratos no, a ratos dice expresiones como “a por uvas” o a veces debe ser el mismo quien sirva de ejemplo.

Llegan dos tarde, parece que ya son 13. El sonido de las calles de Cádiz en febrero entra y sale del local como las indicaciones de Emilio de los oidos de algunos, mientras el run run de los visitantes aumentas distraídos por otros enseres ajenos a las coplas.

Demasiada gente, pensé. La sensación de que aquello que allí se debatía era más importante para unos que para otros no desaparecía de mi mente. La cuarteta del popurrí que pude escuchar era pegadiza y hasta yo empecé a cantarla sin querer, aunque no entendí bien la dirección de intenciones.

Pese a instante de descontrol hacia años que algo así no se escuchaba en San Fernando. Pese a su juventud la ilusión sale de las gargantas. El ritmo del 3x4 ha encontrado nuevos herederos. Suerte chicos.


Fuentes: presenciales 

No hay comentarios:

Publicar un comentario